domingo, 19 de octubre de 2008

Los pecados de una maldición hereditaria


Temporada tras temporada, el Atlético de Madrid tropieza en la misma piedra en el Vicente Calderón. A fuerza de persistir en los errores, el partido ante el Real Madrid se ha convertido en una montaña imposible de escalar. Acampan junto al río los enemigos de blanco y se masca la tragedia en cuanto suena el toque de queda del árbitro.

1. Un minuto y silencio
Comienza el derbi y los rojiblancos pierden uno cero antes de llegar al primer minuto. No se trata de una casualidad ni de una conspiración de la mala suerte. Se llama falta de concentración, uno de los males endémicos de un Atlético que ya salió a jugar en pijama ante Valladolid y Barcelona esta misma temporada. Esta vez, Van Nistelrooy hizo de Raúl y marcó el primero a los treinta segundos. Ni en la Play Station da tiempo a recibir un gol tan rápido dos veces seguidas.

2. Cocina mexicana chamuscada
El Atlético salió al terreno de juego perdiendo gracias también a Javier Aguirre, que quiso experimentar con los ingredientes que tenía y cocinó un plato nuevo con cuatro mediocentros (Maniche, Banega, Raúl García y Assunçao) sentados en la misma mesa. La presentación era mala y el gusto por el fútbol peor. Sobraban como mínimo dos y como máximo los cuatro. El experimento le estalló en las manos al mexicano y tuvo que rectificar sobre la marcha. Mejor tirar de la tortilla de patata que no intentar unos huevos estrellados cuando viene el Madrid a cenar.

3. Descartes en la portería
Aguirre también cambió el menú en la portería poniendo a Leo Franco y matando a Coupet. Había decidido que el francés jugase la Liga y el argentino la Copa pero la goleada en el Camp Nou le hizo cambiar de idea. Treinta segundos tardó en encajar un gol Leo Franco, que cantó estrepitosamente en el gol anulado a Van Nistelrooy. Las dudas de Aguirre en la portería se las ha transmitido a sus porteros. Nada que ver con lo que sucede con Casillas en el Real Madrid. Está claro quien es el número uno.

4. Ni con diez, ni con once... ni con doce
Históricamente, el Atlético de Madrid siempre se ha quejado de que los árbitros siempre le perjudican ante el Real Madrid. No encontrará ningún motivo esta vez para explicar la derrota. Clos Gómez perjudicó notablemente al Real Madrid con una colección de errores. La lista de agravios contiene dos goles mal anulados, una expulsión injusta y una jugada de gol interrumpida por no conceder la ley de la ventaja. Las cosas podían haber sido todavía peor para los blancos, que encontraron alivio a su infortunio arbitral con el penalti señalado en el minuto 96.

5. Se necesita abogado en el Calderón
El Atlético de Madrid necesita un abogado porque no tiene defensa. Actuaron Perea, Heitinga, Ujfalusi y Pernía en el 'remake' de Sospechosos Habituales. La palma de oro fue para el colombiano, un desastre técnicamente que sólo tardó ocho minutos en ver la amarilla y treinta la roja. Ujfalusi y Heitinga, recién llegados al club, ya están contaminados. El checo la lió en el Camp Nou y el holandés le regaló la victoria al Madrid con un penalti de juvenil a Drenthe.

6. Unidad de quemados
El Atlético de Madrid se ha costumbrado peligrosamente a que el Kun Agüero sea quien le saque las castañas del fuego cuando se están chamuscando. Ante el Real Madrid, era él quien estaba quemado tras jugar con Argentina. No obstante, Agüero se partió el pecho en solitario contra una defensa blanca que le sujetó bien con Cannavaro y, sobre todo, con un Pepe descomunal. Forlán sigue en paradero desconocido. Si el 'Kun' hubiese jugado contra sus compañeros la hubiese líado, incluso cojo.

7. El gafe inmortal
Perder un derbi habiendo encajado un gol en los primeros treinta segundos y otro en los treinta finales es un fenómeno paranormal que sólo le puede suceder al Atlético. El gol de Simao en el 90 parecía un exorcismo pero sólo consiguió aumentar el drama rojiblanco. Mejor hubiese sido perder 0-1 que empatar y caer en el 96. Clos Gómez, que le había ayudado con sus errores sobre el terreno de juego, le perjudicó indirectamente cuando se lesionó y tuvo que añadir seis minutos. El Atlético tenía tiempo para ganar pero lo utilizó para perder. Una vez más.